REEDICIÓN DE CAPRICHO EXTREMEÑO

  • 23/09/2016

RECUERDO DE FERNANDO
EN LA NUEVA EDICIÓN DE CAPRICO EXTREMEÑO

“Hacia 1998 vinieron a verle a uno al Lagar del Corazón, nombre por el que se conoce esta propiedad tal vez del siglo XVIII, Julián Rodríguez, Miguel Ángel Lama y Fernando Pérez González. Excepto al primero, a los otros apenas los conocía entonces. Con el fin de publicarla en la Editora Regional, que dirigía Fernando Pérez, habían hecho una pequeña antología de las páginas «extremeñas» de los seis primeros tomos del Salón, los que habían aparecido hasta entonces. Únicamente les faltaba mi consentimiento y un título adecuado”, escribe Andrés Trapiello. Y sigue diciendo en el prólogo de este segundo Capricho Extremeño (sacado a la luz por la Editora Regional de Extremadura este año 2011) que su actual director, “Luis Sáez, retomó el proyecto de una reedición en la que pensaron sus predecesores, Fernando Pérez y el poeta Álvaro Valverde.”

“La primera edición llevaba un prologuillo en el que se contaban las vicisitudes que nos trajeron a mí y a mi familia a esta vieja casa. Quedaron contadas allí, y no es cosa de repetirlas. Van, en cambio, como colofón, un escrito aparecido en el libro Miradas sobre Extremadura, y dos poemas, uno que habla de la inscripción que hice esculpir en la piedra del dintel de nuestra casa a un cantero local y otro, en fin, dedicado a la muerte de Fernando Pérez, amigo recordado”, nos dice al final del prólogo.

El segundo poema al que alude Andrés Trapiello es el que escribiera el 26 de Agosto del 2005 y nos hizo llegar antes incluso de que saliera en aquella “Gaveta de Gavetas” publicada en

‹‹Vivid, la vida sigue, 

los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido›› ...
Leídas las palabras
de Machado en tu entierro, se quedaron
como doradas hierbas agostadas.
Allí siguen aún, idos nosotros,
hablándote, Fernando, como hablara
la corriente infinita
a un hombre soñador que mira el agua.
Ya sólo tú las oyes.
A tí sólo te hablan,
igual que a un viejo amigo a quien por fin
ya no le inquieta nada,
cuando el viento las mueve y ellas rozan
con su sombra la lápida,
pues a veces sucede, sí, que ni
los muertos mueren ni las sombras pasan.

Al final del libro, en la “Nota a la Segunda Edición” que escribe Luis Sáez, podemos leer: “Por esta misma senda quiere caminar este nuevo Capricho Extremeño, como el que llegaba en 1999 de la mano del director de la Editora Regional de Extremadura, Fernando Tomás Pérez González, en una colección tan suya como La Gaveta: muchas de sus virtudes – las del lector, las del editor, las del ciudadano- estaban presentes en ese volumen breve que, por ser un libro verdadero, pudo extrañar a quienes sólo gustan de otros libros, pero en su sencillez fue una de las más sensatas contribuciones que realizó a esta tierra, como confirman el tiempo y los lectores, que agotaron muy pronto la primera edición.”